El Laureato cumple "Fifty"
Fernando AldeaGirard-Perregaux celebra medio siglo de su icono deportivo con el Laureato Fifty, una edición limitada de 200 unidades. Con caja de 39 mm, acero y oro 3N, patrón Clous de Paris y calibre GP4800, traduce su legado a un lenguaje contemporáneo y deseable.
El Laureato no es un modelo cualquiera. Nació en 1975 como una mezcla elegante entre reloj deportivo y reloj de vestir, con bisel octogonal, brazalete integrado y diseño geométrico que rompió varias reglas de su época. En estos 50 años ha pasado por transformaciones de todo tipo, desde versiones en cuarzo hasta complicaciones de alto nivel. Con el Laureato Fifty, Girard-Perregaux decide volver al origen, es decir, mantener las proporciones clásicas, limpiar las líneas y recuperar la sobriedad que convirtió al modelo en un referente silencioso del diseño setentero.
El nuevo Laureato Fifty presenta una caja de 39 mm x 9,8 mm que combina acero y oro 3N, evocando las primeras versiones bicolor de los años setenta. La esfera, con su clásico patrón Clous de Paris en gris profundo, equilibra textura y elegancia sin exagerar. Los detalles en oro marcan los índices y manecillas con una calidez discreta, y el conjunto logra esa sensación de "lujo razonable" que GP siempre supo cultivar. Limitado a 200 ejemplares, ofrece 150 metros de resistencia al agua y un brazalete integrado acero/oro que reafirma su carácter atemporal.
En su interior late el calibre GP4800, automático, con 55 horas de reserva de marcha y espiral de silicio. Es un movimiento de manufactura con 163 componentes, visible a través de fondo de zafiro, que confirma el oficio técnico de la casa sin alardes innecesarios. Este calibre equilibra precisión, belleza y durabilidad, lo que refuerza el mensaje de que el Fifty no busca ser sólo una pieza conmemorativa, sino un reloj vivo, contemporáneo y perfectamente usable todos los días.
Lo más interesante del Fifty es su enfoque. No intenta modernizar el Laureato a la fuerza ni caer en excesos materiales. Girard-Perregaux entiende que el encanto del modelo radica en su discreción, en ese equilibrio entre sobriedad y sofisticación que no grita sino susurra. Y aunque el bicolor pueda parecer arriesgado para algunos puristas, en este contexto funciona, remite al pasado sin parecer vintage, y al presente sin rendirse al espectáculo. Es un reloj para entendidos, de esos que comunican más por silencio que por brillo.
En tiempos donde todo se exagera, el Laureato Fifty recuerda que la verdadera elegancia consiste en saber cuándo detenerse. Con esta edición, GP celebra el pasado como una inspiración viva. Si continúa por este camino —ediciones contenidas, proporciones humanas y diseño sin ruido— el Laureato podría volver a ocupar su lugar natural en el podio de los deportivos integrados. Medio siglo después, sigue recordándonos que es un reloj que merece mucho, pero mucho más amor.