LOFT presente en la subasta Only Watch 2021
Al igual que durante los últimos 9 años desde su nacimiento, la Fundación Only Watch, patrocinada por nada más ni nada menos que el Príncipe Alberto II de Mónaco, realizó durante noviembre su subasta anual de relojes únicos.
Esta subasta, donde las marcas participantes envían creaciones únicas para ser subastadas, va en beneficio de la investigación para la Distrofia Muscular de Duchenne, y este año recaudó 30 millones de francos suizos.
Siendo el naranja el color elegido para el tema del 2021, algunas de las marcas trajeron propuestas realmente increíbles, innovadoras, clásicas, y otras realmente disruptivas. Aquí les queremos mostrar nuestro análisis de los relojes destacados de este año y felicitar a los ganadores, descubrir las sorpresas y mofarnos de buena gana de aquellos que claramente no estuvieron a la altura.
Los grandes ganadores
Si bien no fue el reloj más caro de la subasta, no cabe duda de que el mas discutido y comentado en redes sociales fue la locura que crearon en conjunto el genial Francois Paul Journe y su amigo cineasta, un tal Francis Ford Coppola. Este reloj inventó una nueva forma de mostrar la hora, utilizando un automatón modelado en la forma de un guante medieval. Suena demasiado al explicarlo, pero al ver las fotos se entiende mejor. Se esperaba un precio de CHF 400.000, barrera que simplemente destruyó, siendo vendido finalmente por CHF 4.500.000, un nuevo récord para un Journe.
Audemars Piguet apostó a ganador y dio en el clavo. Su Royal Oak “Jumbo”, igualito al original de los años 70, esta vez llegó con esfera gris y alguna pequeña innovación en materiales. El solo hecho de tratarse de una pieza única, unido al momento estelar que vive el RO en el mercado, explican el resultado final de este lote. Unos nada despreciables CHF 3.100.000, bastante más que los CHF 300.000 que se habían estimado, y con la certeza de que lo veremos en el futuro subastado por una suma aún mayor.
La fuerza de la independencia
Una prueba más de que este 2021 ha sido el año en que definitivamente los relojeros independientes saltaron al estrellato que tanto merecen. Las estrellas más brillantes de este segmento, en distintos rangos de precio, se lucieron con su creatividad y lograron precios impensados hace un par de años.
Nuestro independiente favorito fue además una colaboración, otra moda que hemos visto desde hace un tiempo en la industria de la moda y la música. En este caso, se trata de Kari Voutilainen y De Bethune, que juntos diseñaron un Tourbillon de 2 caras, montado sobre una de las cajas más reconocibles de De Bethune, pero con estilo y tecnología Voutilainen. El resultado final es alucinante, una pieza que logra verse elegante y disruptiva a la vez, llena de detalles y con los acabados artesanales más perfectos que hemos visto en un buen rato. Los CHF 1.300.000 conseguidos deben ser sin duda el récord de precio para ambas marcas en su historia, pero quien se llevó este reloj debe estar muy tranquilo porque realmente tiene entre sus manos algo especial.
El infaltable Richard Mille no podía fallar. Los precios de su colección regular ya son como para llorar, y este prototipo del modelo Charles Leclerc no fue la excepción. Más de 2 millones de francos suizos pagó algún fanático por hacerse de esta pieza única, íntimamente ligada al mundo de las carreras, y prueba viva de que la firma de Mille sigue siendo intocable en la industria, cada año batiendo récords de venta, de precio, y de locura.
Sin duda uno de los favoritos del público, y la gran sorpresa del grupo, fue el pequeño Baltic Pulsómetro Monopulsante, que logró recaudar CHF 50.000, una suma que no parece tan loca al principio, pero que en el contexto del precio retail de los relojes de la marca –menor a CHF 1.000– es una verdadera explosión de más de 50 veces el precio de venta “normal”. Aquí, se trata de una pieza única que une un movimiento Venus 150 restaurado junto a una esfera negra graduada para 30 pulsaciones, con agujas e indicaciones en oro amarillo. Un debut para el recuerdo de la pequeña marca francesa.
Clásicos que brillaron
De los clásicos con historia que siempre están a la altura, debemos destacar 2 que sobrepasaron por mucho las expectativas, y además trajeron diseño innovador a la mesa. Primero, el TAG Heuer Monaco en carbono une de forma magistral la silueta setentera retro de este modelo con una ejecución ultra futurista y liviana en carbono. Su precio alcanzado de CHF 290.000 demuestra que, si bien la marca a nivel general no vive sus días de gloria, los coleccionistas y fanáticos siguen apreciando los grandes íconos creados por Jack Heuer, en especial este homenaje al famoso “Dark Lord”.
El segundo “clásico” se trata de un modelo muchísimo más nuevo que el TAG, pero que ha tenido tanto éxito y repercusión en la industria y en redes sociales, que nos pareciera que lo llevamos viendo por décadas. En esta ocasión, se trata de un Tudor Black Bay GMT extremadamente especial y único, con un look que amas u odias, pero a nadie deja indiferente. La caja de 41 milímetros viene “añejada”, usando un proceso que desgasta el acero y le entrega un look oscuro y antiguo. Dentro, encontramos uno de los primeros movimientos Tudor con certificación Master Chronometer, una movida valiente de Tudor para quitarle la exclusividad a Omega en materia de certificación y demostrar que sus movimientos de manufactura están a la altura de lo que los coleccionistas esperan a este nivel de precio. Con lo “hot” que está la marca, no fue sorpresa para nadie enterarse de que este ejemplar único alcanzó un precio de CHF 650.000, multiplicando por varias decenas su estimado inicial, y supliendo en cierta medida la ausencia de sus “hermanos” de Rolex.
Decepciones y favorito
Todos esperaban, especialmente nosotros, que este reloj de escritorio realmente decadente y maravilloso de Patek rompiera todos los récords habidos y por haber. Incluso podría haber superado el Grandmaster Chime de años anteriores que se vendió por más de 30 millones de francos. Está pequeña cajita de sorpresas acabada en la madera de nogal más noble recrea un famoso reloj de escritorio comisionado en 1923 a Patek por uno de sus mejores clientes, el magnate americano de industria James Packard. Con una reserva de marcha de 31 días, además de varias complicaciones desarrolladas sobre la base del nuevo calibre 86-135 PEND IRM Q SE, finalmente el Patek se fue por CHF 9.500.000, una verdadera ganga y lejos de los estimados iniciales que lo situaban muy por sobre los 10 millones.
Para cerrar, nos vemos obligados a entregarle nuestro corazón a este H. Moser. Se trata de una combinación perfecta de los “greatest hits” de la marca, juntando por primera vez la caja del deportivo Streamliner, con una esfera hecha de Vantablack (el material más negro del mundo, que absorbe como un hoyo negro el 99,99% de la luz), corona a la izquierda, y un hermoso tourbillon cilíndrico que toma el centro del escenario rodeado de la oscuridad más absoluta. Es poesía para la muñeca, un verdadero triunfo del diseño, el ingenio, y el arte. Por “sólo” CHF 750.000, creemos que el afortunado comprador se está llevando el mejor reloj del año, que además estamos seguros terminará siendo un futuro clásico.
Felicitaciones a H. Moser y a todas las marcas que donaron sus piezas únicas y que nuevamente nos permitieron gozar de la entretenida subasta en vivo de este año, todo por una noble causa.
No podemos esperar por la camada 2022!