
Opinión Fer: Grandes lanzamientos, pequeñas decepciones
Un año de contrastes en la feria más esperada de la industria. Watches & Wonders 2025 fue un evento cargado de expectativas, narcisismo relojero y vitrinas relucientes.
La feria, que está viviendo sus últimos días este fin de semana, cumplió con la promesa de mostrar lo mejor —y también lo más discutible— de la industria relojera actual. Fue un año que nos dejó una mezcla de asombro, reflexiones y una que otra mueca de insatisfacción. Porque si bien vimos avances técnicos impresionantes, también presenciamos algunos deslices estilísticos difíciles de justificar.
Por el lado positivo, se agradece que ciertas casas hayan bajado el volumen para centrarse en lo esencial. IWC sorprendió con su nuevo Ingenieur en 35 mm, una medida perfecta que hace justicia a muñecas más humildes, como la mía. Además, su Perpetual Calendar sigue demostrando y consolidando el savoir-faire mecánico de la marca. En el universo más linajudo, A. Lange & Söhne presentó un Minute Repeater Perpetual que roza lo escultórico, mientras que Patek Philippe nos recordó lo que significa el buen gusto con su Calatrava 6196P-001: clásico, preciso y sin esfuerzo alguno por parecer otra cosa que no sea pura excelencia. Nota especial para el maravilloso Patek Quadruple Complication 5308G-001. Brutal!
Pero vamos al elefante en la sala: el Rolex Deepsea Land-Dweller. En términos técnicos, estamos frente a una proeza de ingeniería. Caja tipo Oysterquartz con brazalete integrado, tapa trasera transparente, un calibre fuera de este mundo y una calidad que sólo Rolex puede prometer con esa autoridad casi divina. Pero, seamos honestos, ¿qué pasó con el diseño? ¿Ah? Parece una cruza entre el Datejust, el Explorer y algún modelo experimental que no debió salir nunca del laboratorio. El rehaut (el realce o anillo entre la esfera y la caja), especialmente, tiene un acabado que evoca más a un reloj plástico de vitrina masiva que a una herramienta profesional. Y la intrusiva esfera “honeycomb”… Una pena, porque la base estaba ahí para algo realmente icónico.
Cartier también se sumó a las decisiones cuestionables con el nuevo Tank à Guichets, que intenta reimaginar un clásico pero termina pareciendo más un artefacto sacado de una novela de ciencia ficción o una mini pesa de baño para la muñeca. Y no podemos dejar pasar el TAG Heuer Monaco Split-Seconds Chronograph, que parece haberse vestido de Iron Man para una fiesta de gala: técnicamente notable, pero visualmente ultra saturado. En un año donde muchas marcas buscaron la síntesis y el equilibrio –aplausos para ellas–, estos lanzamientos desentonan por exceso de ambición mal encausada –pifias para ellos–.
En resumen, Watches & Wonders 2025 nos entregó tanto inspiración como material para el debate. Y eso no está mal, nos encanta que sea así. La relojería vive también de la controversia, de las pasiones cruzadas y de los desacuerdos estéticos. Nos quedamos con la alegría de ver cómo algunas casas entienden que menos puede ser más, mientras otras aún luchan por encontrar el punto de equilibrio. En este mundo donde todo cabe en menos de 40 mm, lo que sobra no es precisamente caja: es ego, nada más, pero mal diseñado.
Más en el Blog


Marcas que dominarán la relojería en el próximo tiempo

Breitling Navitimer B19 Perpetual Calendar Chronograph


Watch Angels x Frederique Constant Worldtimer Manufacture

Grand Seiko SLGH027 – Excelencia técnica con un déjà vu creativo

Relojes que merecen más amor

¿Es el Zenith Chronomaster Rainbow una joya o una imitación?

Tendencias relojeras que deben morir en 2025
