Los Escándalos de Relojilandia

Recientes polémicas en la industria relojera, como el fraude del "frankenwatch" de Omega y cuestionamientos en la subasta Only Watch, destacan la necesidad de transparencia. Investigaciones revelan prácticas cuestionables, afectando la reputación de marcas icónicas. La comunidad relojera exige regulaciones más estrictas.

Nadie en su sano juicio podría tildar al mundo de la relojería como un lugar estridente, escandaloso o ni siquiera muy excitante. La realidad es que en general se trata de un rubro conservador donde las tradiciones centenarias son importantes, el decoro es abundante, y quienes lo componen suelen ser caballeros a la vieja usanza. Mal que mal, estamos hablando de Suiza, donde a las 8 pm están todos en cama. Aun así, no ha estado exento de sus escándalos y polémicas explosivas, esos momentos que hacen que todos nos giremos a mirar y opinar sobre hechos impactantes que sacuden la industria muy de cuando en cuando. De hecho, en el último año hemos tenido ya dos sabrosas polémicas que han repletado las portadas de publicaciones relojeras y nuestras redes sociales. Aquí te contamos sobre éstas y otras más antiguas polémicas que vale la pena recordar, conocer en detalle y por supuesto juzgar desde tu perspectiva.

los escandalos de relojilandia

En plena temporada de subastas del año pasado, Phillips listó un interesante Omega Speedmaster CK2915 de la primera generación de este modelo con un precio estimado de venta de entre 80.000 y 120.000 CHF. Una vez que el martillo cayó, la sala estaba en shock. Se acababa de concretar la cifra récord histórica para un Speedmaster, con la misma marca Omega comprando el reloj en más de 3.000.000 de francos suizos luego de una acalorada lucha de pujas. En esta industria es muy común que las marcas compren en subasta sus antiguos relojes icónicos, generalmente para exhibirlos en sus museos o para preservar y controlar el valor de venta de sus piezas en el mercado secundario, elevando así el prestigio en general de la marca y apoyando la venta de nuevos modelos. Con este resultado Omega y todo Bienne eran solo sonrisas. Había conseguido por primera vez que uno de sus modelos pudiera codearse con Rolex y Patek en el selecto club de las piezas vintage que superan el millón de dólares.

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No obstante, ni Philips ni Omega contaban con la astucia del ciberespacio y sus intrépidos navegantes. Varios blogueros de relojes empezaron a cuestionar la autenticidad del reloj, argumentando que parecía haber sido armado desde distintas piezas de otros relojes. Cuando el tema tomó algo de impulso entró nuestro detective horológico favorito en escena: José Perestroika. El infame @perezcope investigó a fondo y descubrió que efectivamente era un “frankenwatch” construido desde distintas piezas de relojes Speedmaster del 57. Lo realmente escandaloso de la historia es que los culpables del fraude fueron empleados de Omega quienes a través del director del museo de la marca lograron conseguir las piezas para armar este reloj, luego consignarlo a la casa de subastas y luego lucrar con la venta inflada y fraudulenta del supuesto grial. Por supuesto que Omega negó cualquier conocimiento del hecho y tomó acciones inmediatas contra los responsables. De todas formas, el daño estaba hecho y así el prestigio de la marca se ha visto fuertemente menoscabado por este escándalo.

No se sabe aún si Philips u Omega presentarán cargos criminales contra los culpables confesos. Lo que parecía ser un cuento de hadas para nuestro querido Speedy terminó siendo una pesadilla peor que la del Apolo 13, pero oro puro para la comunidad relojera online que descubrió el fraude y nuevamente expuso las frecuentemente negligentes y oscuras prácticas de las casas de subasta suizas.

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Si bien los 3.000.000 de francos suizos del Omega son muchísimo dinero para haber desfalcado, no logran ni siquiera hacerle cosquillas a los más de 50.000.000 de francos suizos que hoy en día están siendo cuestionados a la antes admiradísima fundación Only Watch. Esta fundación creada por Luc Petavino, padre de un adolescente que falleció debido al Síndrome de Distrofia Muscular de Duchenne funciona desde 2005 recaudando fondos a través de su subasta Only Watch, un evento bianual donde las marcas más reconocidas del mundo donan un reloj único para ser subastado entre los coleccionistas más poderosos. Es el evento más mediático del año, donde se han visto los precios récord de la historia para relojes vendidos en subasta y donde incluso muchas de las marcas debutan nuevas tecnologías o nuevos movimientos (nunca olvidaremos la “mano” de F.P. Journe creada luego de una idea de Francis Ford Coppola).

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A fines del año pasado, cuando ya nos preparábamos para una nueva versión de la subasta, nuevamente voces de los foros relojeros cuestionaron el uso de los fondos que la Fundación estaba dando desde su creación. Exigían saber por qué de los mas de 100.000.000 CHF recaudados desde el 2005 solamente la mitad se había repartido en becas y aportes directos a la investigación contra la enfermedad y por qué, de estos fondos repartidos, la mayoría habían ido a una empresa llamada SQY Therapeutics que a su vez era propiedad de AMM, la Fundación de la cual Luc Petavino es el director. Muchos piensan que Petavino ha estado utilizando fondos de la subasta para financiar un estilo de vida lleno de lujos y excesos y además cuestionan los criterios mediante los cuales se asignan los fondos a los distintos investigadores y laboratorios investigativos.

Luego de una respuesta bastante escueta de parte de Mónaco Group a las preguntas sobre su probidad vino el golpe. Audermars Piguet anunció que se retiraba de la subasta y junto a ella varias otras marcas se bajaron y retiraron sus relojes. Sólo el apoyo público de F.P. Journe y la permanencia de Patek Philippe lograron salvar la subasta que de todas formas tuvo que posponerse desde noviembre del 2023 a mayo 2024. Aún con todos estos escándalos la subasta recaudó casi 30.000.000 CHF, siendo Patek el principal aportante con un repetidor de minutos que levantó más del 50% de los fondos de toda la subasta. En Mónaco no existen actualmente leyes que permitan fiscalizar los gastos de las fundaciones, pero se espera que durante 2024 se oficialice una ley que obliga a estas fundaciones a difundir su gobierno corporativo, uso de fondos y criterios de remuneración para sus directores. Esperemos que Only Watch pueda limpiar su nombre y conserve su sitial como el evento benéfico más importante de relojilandia.

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Hay cosas que sólo pasan detrás de la cortina de hierro. El universo de Vladimir Putin no está exento de polémicas relojeras. Allá por el año 2009 se gestó una reunión entre el máximo patrón de la poderosa Iglesia Ortodoxa rusa, Kiril, y uno de los ministros del régimen en la época. Hasta ahí, nada raro ni horológicamente relevante que comentar. El problema surge cuando fotos de aquella reunión aparecen en las redes oficiales en las cuales se ve un curioso efecto visual. Los siempre astutos internautas se dieron cuenta de que a pesar de que Kirin aparecía en la foto sentado sin un reloj, el reflejo de su mano en la mesa de madera mostraba claramente un reloj de oro en su muñeca.

Una vez que se reconstruyó la imagen se pudo apreciar que la autoridad religiosa llevaba un bellísimo Breguet Classic de oro amarillo cuyo precio ronda los 30.000 dólares, una cifra bastante superior al sueldo anual de una autoridad religiosa. Más allá de tener que salir a explicar la adulteración de la foto la iglesia se vio cuestionada por la falta de tacto de su líder. Algo similar hemos visto reflotar últimamente con Dina Boluarte en Perú, quien apareció con varios relojes Rolex supuestamente prestados por sus amigos y que no fueron mencionados en su declaración de patrimonio personal al momento de asumir la presidencia. Como ven, incluso el reloj más bello puede quedar feo cuando se utiliza fuera de contexto o sin el orgullo honesto del coleccionista que tuvo que trabajar durísimo para poder darse el gusto de lucirlo.

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Nos guardaremos el último escándalo de la lista para nuestro podcast ya que es una historia que amerita ser escuchada con calma, whisky en mano, idealmente con audífonos. No se pierdan la tragicómica historia que involucra un club nocturno de alto nivel, el hotel más exclusivo de Nueva York, y un relojero independiente que se vio envuelto sin quererlo en un lío de faldas. Para que vean que los coleccionistas también tenemos nuestro lado salvaje.

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