La pandemia del reloj esqueletizado

En los últimos años, la obsesión por mostrar el mecanismo interno de los relojes ha desencadenado una avalancha de diseños esqueletizados que priorizan el impacto visual por sobre la elegancia. Lo que comenzó como una hazaña técnica hoy parece una fórmula repetida hasta el cansancio.

Hubo un tiempo en que los relojes esqueletizados eran una rareza. Obras puntuales creadas para mostrar virtuosismo técnico en piezas únicas o de producción extremadamente limitada. Hoy, sin embargo, los esqueletos abundan no sólo en las fiestas mexicanas. Cada vez más marcas de alta gama están apostando por esta estética que, en lugar de ensalzar la tradición, parece más preocupada de ganar likes, o hacer un sentido homenaje a Coco. La esqueletización se ha transformado en un virus estético que amenaza con desplazar a la verdadera belleza de la relojería: la sutil, la contenida, la que deja espacio al misterio.

Royal Oak Perpetual Calendar "150Th Anniversary"
Audemars Piguet Royal Oak Perpetual Calendar "150Th Anniversary"

Algunos de los lanzamientos más recientes sirven como ejemplo claro de esta fiebre. El impresionante Vacheron Constantin Overseas Grand Complication Openface, ref. 6510V/110T-128C, representa el caso más emblemático. Una maravilla técnica convertida en una pieza ruidosa al ojo, con tantas capas abiertas que cuesta saber dónde mirar. El TAG Heuer Monaco Split-Seconds Chronograph I F1, ref. CBW2190.FC8356, padece el mismo mal, y peor. Un diseño agresivo que reemplaza el encanto clásico de la línea Monaco por un alarde visual espantoso. En la misma línea, Audemars Piguet lanzó su Royal Oak Perpetual Calendar “150Th Anniversary”, ref. 26585XT.OO.1220XT.01, un nombre que suena perfecto, pero que parece haber sido diseñado más para un casino que para una muñeca. IWC, por su parte, presentó su Big Pilot’s Watch Shock Absorber Tourbillon Skeleton XPL, ref. IW357701, una proeza técnica digna de aplausos, pero atrapada en un diseño tipo WTF.

TAG Heuer Monaco Split-Seconds Chronograph I F1
TAG Heuer Monaco Split-Seconds Chronograph I F1

Este auge de lo esqueletizado no es casual. En un mercado saturado, donde todos pelean por la atención del “usuario”, el impacto visual se ha vuelto EL criterio prioritario. Pero en ese afán por ser notado, muchas casas históricas están dejando de lado su propio legado. La esqueletización se ha convertido en un atajo, una forma fácil de impresionar sin recurrir al refinamiento, al trabajo. No se trata de negar la complejidad que hay detrás de estas piezas, sino de señalar que esa complejidad se expresa muchas veces de forma estridente, perdiendo de vista que un gran reloj también puede ser silencioso, elegante, reservado.

Vacheron Constantin Overseas Grand Complication Openface
Vacheron Constantin Overseas Grand Complication Openface

Por fortuna, aún hay marcas que nadan contra la corriente. Patek Philippe, por ejemplo, ha demostrado con su Calatrava 6196P-001 que menos es, efectivamente, más. Una esfera color salmón, limpia, con marcadores oscuros contrastantes, segundero pequeño delicado y con proporciones perfectas a las 6, nos recuerda que la elegancia –como muchas otras cosas– está en los detalles. IWC, esta vez con el Ingenieur Automatic 35, ref. IW324906, nos premia con un tamaño preciso y rehúye con fuerza lo superfluo y se concentra en la pureza del diseño industrial. Ese de Genta, tan distinto al del Big Pilot’s mencionado más arriba. Parmigiani Fleurier también se aleja de los esqueletos innecesarios con sus nuevos Toric Quantieme Perpetuel, ya sea en platino con esfera “Morning Blue” u oro rosa con esfera “Golden Hour”, dos piezas de calendario perpetuo que privilegian la coherencia formal y la sofisticación cromática para atraer tu atención y billetera. Hermosos relojes, ambos disponibles desde septiembre de 2025.

Watches & Wonders 2025
Patek Philippe Calatrava 6196P-001

En esta era de saturación visual, el buen diseño se vuelve un valiente acto de resistencia. Es momento de reivindicar el valor de una esfera bien proporcionada, de un calibre que no necesita exhibirse por delante en su totalidad para ser admirado. Para eso existe el fondo transparente. La relojería no necesita desnudarse para mostrar su alma. A veces, basta con una línea, un matiz, o sólo el buen despliegue de las complicaciones. Quizás ha llegado la hora de tratar la pandemia del reloj esqueletizado con la mejor vacuna: el regreso al diseño que oculta y devela, que seduce.

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