Opinión Dani: Los aranceles y su impacto en el mercado relojero

¿El 31% de arancel a relojes suizos es real o sólo presión política? Daniel analiza el impacto en la industria relojera y cómo afectaría a los coleccionistas.

Bastó con que el presidente de Estados Unidos anunciara hace poco más de una semana su nueva política de aranceles para que el mundo entrara en pánico. Subidas y bajadas en la bolsa, amenazas de aranceles recíprocos y una nueva batalla comercial con China. Pero lo que realmente nos importa a nosotros –o más bien, debería importarles a los consumidores norteamericanos– es el 31% de arancel que Trump impuso sobre las importaciones suizas. Hay mucho paño que cortar, pero intentaremos abordar brevemente los puntos principales desde una mirada puramente teórica, porque hoy nadie puede predecir con certeza qué va a pasar.

Primero, lo más probable es que esto sea un juego de poder. Hay piezas moviéndose tras bambalinas que desconocemos, y que están empujando las decisiones del presidente y sus contrapartes. Lo más importante es entender que ese 31% probablemente no llegue a aplicarse. Todo indica que se trata de una maniobra para forzar una negociación con Suiza, que podría terminar en aranceles cero o alguna medida compensatoria. Este es el escenario más plausible. Pero por si acaso, hagamos el ejercicio de imaginar un futuro donde sí se aplica ese 31% de arancel sobre los relojes suizos.

Industria relojera suiza

Antes de entrar en pánico, hay que entender que ese porcentaje se calcula sobre el valor de importación, no sobre el precio final al consumidor. Si un reloj cuesta $10.000 en tienda, probablemente se importó por $5.000. Por lo tanto, el arancel sería de unos $1.600. Si el importador traspasa todo ese costo, el reloj subiría a $11.600. No es menor, pero tampoco el fin del mundo. Además, venimos saliendo de un 2024 débil para el lujo: economía incierta, bolsas a la baja y un mercado chino dormido. En este contexto, ¿de verdad alguien está en condiciones de subir precios sin dañar sus ventas?

Probablemente no. Lo que más seguro ocurriría es que ese 31% se reparta entre marca, distribuidor y tienda. Las marcas no pueden darse el lujo de aumentar precios de golpe y esperar que las ventas no sufran (salvo quizás Rolex y Patek). Pero hay algo aún más importante: estos son bienes de lujo. No los compramos por necesidad, sino por emoción. Y cuando el ánimo decae, esa pulsión emocional de compra también lo hace. El golpe más fuerte no sería al bolsillo, sino al estado de ánimo. Porque cuando reina la incertidumbre, se posterga la celebración. Y con ella, la compra de un reloj.

Industria relojera suiza

Por eso creemos que, más allá de los números, es el ruido lo que complica. Lo intangible. La tensión. No creemos que Trump quiera reemplazar las importaciones suizas por producción local. No tiene sentido ni estrategia. Y quizás por eso mismo, confiamos en que esto pasará. Pero si no pasa, y si los coleccionistas norteamericanos se ven afectados por estos aranceles, aquí en LOFT los vamos a estar esperando. Sin aranceles, sin stress, con buenos relojes y mejores conversaciones. Porque cuando la política se mete con el tiempo, no hay mejor respuesta que seguir disfrutando de la relojería. Sin culpas.

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